Suena
un poco alocado, llegar en Metro al Teatro Nacional, pero fue la única idea que
se me ocurrió en ese instante, debía estar a las 19:30 en el teatro y por
razones Jimenistica justamente iba saliendo de mi apartamento casi a esa misma
hora, recorrer la ciudad desde Carrefour hasta la Av. Máximo Gómez esquina
Pedro Henríquez Ureña iba a ser una
odisea y no soy un turpein para montarme en mi helicóptero y mucho menos tengo
flanqueadores y agentes de Amet para ayudarme.
Sin
muchas opciones se me ocurrió irme en metro, no tapones, circula mucho más
rápido y lo mejor de todo al llegar al teatro, no debo preocuparme por aparcar,
entonces sin pensarlo dos veces, deje mi vehículo en la parada de la Núñez de Cáceres,
baje al Metro, compre una tarjeta provisional y mi ida en el tren por la módica
suma de RD$ 35.00 pesos. Bajando las escaleras llega inmediatamente el Tren,
procedo a subirme en uno de sus vagones, el tren no estaba tan lleno, claro me
refiero a que iba cómodamente parado, sin muchas personas en los pasillos,
jejeje yo con mi flu para ir al teatro, ya se imaginan.
Me
quedo observando las personas que están en mi vagón, algunos estudiantes, otros
eran empleados que iban ya de retirada para sus hogares, los vagones estaban
limpios, aunque había una mezcla en el olor, entre carro público, guagua pública
y artículos nuevos, pero un olor soportable.
Me
sorprendió no encontrarme con la famosa tertulia que se hacen en los vehículos de
concho, ó con el evangélico que predica el final del mundo, ó con el famoso
muchacho que te “regala” un caramelo o chocolate y al final te dice son RD$
10.00 pesos, ó el chisme de alguna vecina, etc. En fin no pasó nada de eso y
las personas iban tranquilas y conversando tranquilamente, realmente me quedé
totalmente sorprendido con la conducta de las personas, al momento de hacer el
transfer de la línea 2 a la línea 1 del metro, las personas tranquilas y
organizadas hicieron su trayecto.
Hice
todo el recorrido en 12 minutos aproximadamente, es decir, desde que cerré mi vehículo,
hasta la puerta del Teatro Nacional, llegué
retrasado pero no tanto y logré entrar. Creo que después de esta aventura, usaré
un poco más el Metro, para cuando deba hacer esos recorridos un poco lejos de
la zona y por supuesto, que el lugar tenga una parada cerca, así ahorro tiempo
y dinero sobre todo.
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