sábado, 11 de febrero de 2012

Sobreviví en Rancho Guaraguao en Constanza

Un fin de semana largo, la familia de mi esposa y yo decidimos ir a pasarla a Constanza, específicamente a Rancho Guaraguao, armamos el coro, alquilamos la cabaña con tiempo en faltando días para el tan esperado fin de semana, anuncian una vaguada. Como meteorología nunca pega una y ya teníamos todo comprado para no dejar nada para último momento.

Llego el afamado viernes feriado, salimos bien temprano en la mañana para aprovechar al máximo el lugar y no perder mucho tiempo en la carretera, evitar tapones, etc.  De camino nos agarra una tremenda neblina, que no nos permite ver si quiera el vehículo que va delante.  Eso nos indicaba, que ya estábamos en el cibao, subiendo sus montañas, en un momento decidimos bajar los vidrios y nos percatamos que la temperatura estaba más fría que la que llevábamos en el vehículo. Pensé Pacheco’s Time. \o/

Al llegar al rango y desmontarnos nos recibe una hermosa vista, hermosas cabañas y una suculenta temperatura de 14 grados Celsius, como soy una persona caliente me expreso así, pero en verdad debo expresarme como el resto del grupo que dijo: “Que maldito frio” y eso que era mediodía.  Estaba medio nublado, llovizno en el camino, como es costumbre en el cibao y todos pensamos, meteorología se equivoco otra vez.

Nos fuimos a las cabañas, desempacamos para comenzar a cocinar y nos dimos cuenta, que la carne nadie la había sacado de la nevera,  O_o  noooooooo, la carne nooooooo, se quedo la carne, ya que teníamos un menú variado donde ella ejercía el papel principal, solo se salvo un salami que estaba en otro paquete.  Comenzamos a reinventar el menú del fin de semana y ni modo variar con las diferentes formas de comerse un salami. 

Comenzamos a buscar los utensilios para la cocina y joder, le hicieron compañía a la carne, por suerte nos prestaron un cuchillo, pero que cuchillo, cualquier cuchillo de mesa cortaba más que ese, asi comenzó nuestro viaje… decidimos después de comer salir a conocer el lugar y Zasss comienza a llover a cantaros, por primera vez, en su vida meteorología pegaba una,  nos quedamos todos haciendo cuentos sentados al frente de la chimenea, a esperar que parara de llover, hasta que llego la noche, la media noche, y nos fuimos a acostar.  La madrugada parecía una película de terror cualquiera, la brisa al chocar con el zinc hacia un silbido que despertaba al más dormilón, y las algunas goteras que caían dentro de mi habitación.

Fue un largo día y peor la noche, al otro día con toda y la mala noche, nos levantamos con el espíritu aventurero ya que había parado de llover, hacemos turnos para bañarnos y de buenas a primera se va el agua  y nos quedamos mi cuñada con shampoo en la cabeza y yo totalmente enjabonado, llamamos a recepción para notificar que se había ido el agua y ellos nos informan que nos mandaran el agua en breve minutos, pasado 10 minutos nos tocan la puerta en la cabaña dos empleados con dos cubetas de agua cada uno y nos explicaron que debido a toda la lluvia del día anterior provoco que el rio se desbordara y rompió la tubería que lleva el agua al rancho al igual que la energía eléctrica, ya que estaban trabajando con planta pero debían apagarla para darle receso.

Aceptamos las cubetas pero al meter la mano, estaban sin mentirles igual de fría que el agua de la nevera, creo que al tirarme el primer jarro de agua, el grito se escucho en la vega.  Dimos un par de vueltas en el rancho es muy hermoso y tiene una hermosa vista, buen restaurant y una piscina climatizada.

Los vehículos patinaban para subir o bajar la montaña, ya que la carretera era de tierra. Yo me escape y baje al pueblo a comprar municiones ya que nos quedaba poco Salami. En el camino encontré un samaritano que me llevo por otro camino, ya que por donde habíamos subido no se podía pasar ya que el rio estaba muy crecido.

Pasamos un fin de semana diferente, en contacto con la naturaleza, con buen clima, sin luz, luego llego el agua, con una temperatura que no supero nunca los 19 grados Celsius, el 60% de las fotos tomadas fueron al lado de la chimenea.  Llegamos a quejarnos, a decir preguntar que donde estaban las cámaras, que todo esto parecía un reality. Sin darnos cuenta la pasamos super bien, sentado al lado de la chimenea con chiste y relajando sin importar los que estuviese pasando fuera de nuestra cabaña.

De regreso un fuerte sol, nos mostro la realidad del lugar y prometimos volver a repetir el reality de ir a Constanza y conocer el lugar en mejores condiciones atmosféricas y poder disfrutar todo lo bello de nuestras montañas.

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